Pedro Romero Mendoza no era un poeta en el sentido convencional de la palabra.

Nacido en Cáceres en 1896, era hijo único de una familia de acomodada clase media, lector impenitente, concienzudo y sagaz, estudioso conocedor del lenguaje, crítico exigente para con los demás y para consigo mismo; asiduo, ordenado y persevertante; cuidadoso, pulcro y riguroso en lo personal y en su quehacer diario.

Fue un autor de asombrosa formación autodidacta que se negó a acudir a la escuela recibiendo, únicamente algunas lecciones de su tía, lo que hizo que se formara gracias a su enorme afición lectora y pasión por los libros.

Autor del siglo XX, Pedro Romero Mendoza poseía una inteligencia inusual que crecía diariamente gracias a la lectura lo que le hizo sentirse secretamente superior al nivel cultural del Cáceres de la época.

Su manera de ser y su pasión por la lectura le formó como escritor sencillo, fácil y ameno, cultivando con acierto y maestría la novela, la crítica, el ensayo y la poesía.

Fue director de la revista Alcántara durante veinte años, los cuales, se puede decir, fueron los de mayor esplendor de la publicación, siendo exponente de la actividad cultural y literaria de Cáceres y Badajoz.

Fue uno de los fundadores de la Sociedad Literaria Cacereña en 1917, intervino en la fundación de una Sociedad Filarmónica, siendo secretario de la misma en 1921, el mismo año en el que fue nombrado Director del Noticiero.

Fundó en 1922 la revista cultural Hispania y participó, en 1925, en la fundación del ateneo de Cáceres.

Pedro Romero Mendoza se fue aislando del mundo a la vez que sus obras iban madurando, dejando un camino sembrado de palabras de tinta negra, inteligentes, independientes y un punto extravagantes, como el autor. Era, sin duda, romántico en sus gustos poéticos, fiel a si mismo, a los conocimientos preceptivos y del lenguaje. Su vocabulario es rico, castizo, cuidado; su tono, a veces, solemne, otras ligero y hasta burlón y aparentemente festivo, por más que esconda, al final, la lírica amargura de su casi constante pesimismo...

Casado con Eladia Montesino-Espartero Averly, fue padre de ocho hijos y murió consecuencia de un desgraciado accidente de coche el 10 de Agosto de 1969 y con él uno de los nombres imprescindibles de la cultura extremeña.

     “Morir es tornar a vivir definitivamente”
                                (Pedro Romero Mendoza)

     “Un gran escritor. Una gran persona”
                                     (Sus nietos Alejandro y Eduardo Romero Turégano)