Poesías de
Eladia Montesino

A Pedro (q.e.p.d), así como a vosotros nuestros queridos hijos,
ya que habéis sido la principal fuente de inspiración de mis
pequeños poemas, que lo único bueno que tienen es que son
sencillos, sinceros y forjados en el corazón de,

La autora

 

Indice

RETRATO
CUANDO ME MUERA
ELEGIA
ELEGIA SEGUNDA
TU DESPACHO
NOCHEBUENA
BUSQUE LA PAZ
ROMANCE DE LOS CELOS
EL PRIMER AMOR
¿RIES?
AL CRISTO DEL PERDON
MI HIJO Y YO
MIENTRAS LAS NIÑAS CANTAN
ROMANCE DE LOS DOS HIJOS MARINOS
LA CARTA
ROMANCE DEL NIÑO INFORTUNADO
MADRE: ¿POR QUE MI HORIZONTE ES ASPERO Y DURO?...
ORACION
NANITA - NANA
EL BARCO DE PLATA
EL BARCO DE PLATA - PARTE II
MIEDOSA
OTOÑO
¡AY CACERES, VIEJO CACERES!
LAS ALAS ROTAS
CONFORMIDAD
AQUELLA VENTANA
NO QUIERO SER VIEJA
EL SECRETO
NO PREGUNTES ¿POR QUE?
MAMA, TIENE FRIO
POEMA DEL CIEGO
POR QUE SOÑASTE CON EL MAR
AL CRISTO DEL PERDON
ORACION DE LA MAÑANA
TE VAS HACIENDO VIEJO, CATEDRATICO
POESIAS BREVES
DULCE ES TU NOMBER MARIA
LAS LLAVES
LA HIGUERA DEL PALANCAR
ROSSELLA
NOSTALGIA
MARINO
ORACION DE LA MAÑANA
LA VOZ DEL AUSENTE
ABANICO CACEREÑO
A PALILI RUANO
AUTORRETRATO
MIMOSO
NOCHE DE GUADARRANQUE
REENCUENTRO
ME HABLA "EL CONVENTO"
¡QUE PUEDO YA ESPERAR!
CONTRASTES
EL PEQUEÑO CIEGO
MAÑANA
A TI SEÑOR
SONRISA DE PLATA
CARTA A EDU






RETRATO

A Pedro

En los limpios cristales de tu mente,
surgen mil sombras de tu fantasía,
y ves negruras, a la luz del día
que te acosan con furia sorprendente.

¡Ay, quien pudiera despejar tu frente
con el rayo de luz de mi alegría¡
pero finges fantasmas a porfía
y todo mí trabajo es impotente.

Negra sombra se cierne ante tus ojos;
son tragedias las penas más triviales
que tu alma llenan de temor y enojos.

¡Antítesis fatal del optimismo,
eres para remate de tus males,
torcedor angustioso de ti mismo!


CUANDO ME MUERA

Cuando me muera, bien mío,
no lloren tus ojos claros
porque la luz de mis ojos
ya no te ciegue al mirarlos.
¡Mira al cielo, mira al cielo
allá muy alto, muy alto,
a ese cielo tan azul
color de tus ojos claros!

Cuando me muera, bien mío,
¡ni entierro, ni sepultura!
a Peña Negra subidme,
la ingente roca por tumba,
dosel de luz o de estrellas
mis pobres despojos cubran.

Dejadme, sí, cara al cielo
en la peña solitaria
y aunque sin vida mis ojos,
en el cielo la mirada.
Que allí mi cuerpo descanse;
cárcel que tuvo mi alma,
que lo acaricien los vientos
y lo devoren las águilas.


ELEGIA

A Pedro

Todas, todas las tardes con tu libro en la mano
me esperas en el banco del alegre paseo,
donde gritan los niños, hablan bajo los novios,
y solos y en silencio toman el sol los viejos.

¿Dónde está nuestra infancia, patrimonio florido,
nube color de rosa porque el sol la ilumina
y nuestra juventud de bellas ilusiones?
¡Oh dulces, adoradas ilusiones perdidas!

Todo pasa y no vuelve, y nosotros seguimos
nuestra ruta en el mundo camino de lo eterno.
Cuántas veces al tiempo le decimos:”¡Espera¡”
Y el tiempo insobornable nos responde:”¡No puedo¡”

De nuestro largo viaje ya en su postrer jornada
unidos como siempre, bien pronto hemos de entrar.
Nuestros hijos crecieron:”Los niños ya son hombres”,
te digo y se sonríe mí orgullo maternal.

Con tu libro en la mano, como todas las tardes,
espérame en el banco del florido paseo,
donde gritan los niños, hablan bajo los novios
y solos y en silencio toman el sol los viejos.

¡Qué pena da pensar que ha de llegar el día,
ese día terrible tan cierto y tan temido,
que inútilmente esperes que yo acuda a tu lado
o que salga y me encuentre sólo el banco vacío!


ELEGIA SEGUNDA

A Pedro, Agosto de 1.969

Esta tarde otra vez, como todas las tardes,
he llegado hasta el banco del alegre paseo,
pero tú ya no estabas, te fuiste para siempre
y tan sólo he encontrado nuestro banco desierto.
La vida, al parecer, seguía igual que entonces,
ni un signo de dolor que marcara tu ausencia,
sólo mí corazón rebosaba amargura,
invadiéndome el alma una mortal tristeza.
Los niños en sus juegos se persiguen y gritan,
dando la sensación de pájaros en vuelo,
la pareja de novios, en su banco sentados,
repiten en voz baja sus múltiples requiebros;
y, hasta aquel viejecito tan triste y pensativo
silencioso en su banco devanaba recuerdos.
El sol iluminaba las flores como siempre,
y yo, como una réplica del solitario viejo,
al no encontrarte ya, lector impenitente,
me senté en nuestro banco y he llorado en silencio.


TU DESPACHO

A Pedro

Desde que tú te fuiste para siempre,
cerrada está la puerta del despacho,
cuyo cristal labrado se trasluce
y me hace ver la tenue luz, si paso.
¡Claridad misteriosa que ilumina
los amados recuerdos de aquel cuarto¡
A veces es la luna, que derrama
su dulce claridad; otras, los astros.
Yo sigo en los afanes de mi casa
de un lado a otro, sin buscar descanso,
y a veces se me antoja que estás dentro,
sentado ante tu mesa de despacho,
leyendo sin cesar “hermosos libros
que llenan de dulzor y de veneno el ánimo”,
pero al abrir la puerta lentamente,
con temor de turbarte en tu trabajo,
me encuentro tu sillón siempre vacío
y las blancas cuartillas en descanso.
¡Por siempre blancas! Palidez de muerte,
sin sentir la caricia de tu mano,
que escribía ¡ay! los bellos pensamientos,
que tu alma y tu saber le iban dictando.
Duermen los libros en sus anaqueles
sin que nadie se atreva a profanarlos,
esos libros tan tuyos, tan queridos,
esos buenos amigos que has dejado.
¡Qué espantosa quietud y qué silencio
la muerte imprime a cuanto encuentra al paso!

***

Un nudo se me pone en la garganta
y cierro temblorosa, tu despacho…
¡No debí abrir, jamás, aquella puerta,
que no me permitió seguir soñando!


NOCHEBUENA

El hijo, ante la tumba del padre

Padre, al pasar el puerto
que tanto te gustaba,
paré por recordarte
y he cortado estas ramas
de aquellos verdes pinos,
desde donde admirabas,
con extasiados ojos,
el amplio panorama.
Marino, en estas fechas,
siempre al hogar tornaba.
¡Oh Fiestas navideñas
otros años tan gratas!
¡Vengo desde tan lejos!…
¡De tierras tan extrañas!…
Y me encuentro el inmenso
vacío de tu marcha.
Dejo en tu sepultura
las frescas verdes ramas,
y al verte así,¡tan solo!…
Las regaron mis lágrimas.
La esposa
¡Definitiva ausencia!
¡Dolor en nuestra casa!
¡Ay, padre de mis hijos,
qué nochebuena amarga!


BUSQUE LA PAZ

Busqué la paz en el hogar paterno,
luego, en mi propio hogar;
en los halagos que prodiga el mundo,
¡espejismo fatal!


En la ternura, el gozo, la inocencia,
el amor,la amistad;
en el deber cumplido sin desmayo,
con incesante afán;
en la lisonja que alimenta el humo
de nuestra vanidad;
en la conciencia exacta de las cosas…

¡En nada de esto está!
Pero te oí, Señor “¡La paz os dejo!”,
y entonces, sin dudar,
la he buscado en tu amor, y en él estaba…
¡Porque Tú eres la paz!


ROMANCE DE LOS CELOS

¡Qué sabes tú de tristezas!
¡Qué sabes tú de tormentos!
¡que sabes,¡ay! de agonías
si nunca sentiste celos!
Celos sin saber si tienes
razón o no de tenerlos;
dudas, sospechas, temores
que aguijen tu pensamiento
y te envenenen la sangre
y hagan del alma un infierno.
Cuando pienso en mi amargura
¡qué pena me da de Otelo!
el suplicio de su vida
es de la mía parejo,
que aunque sonrían mis labios
llevo la muerte por dentro.
¡Qué sabes tú de tristezas!
¡qué sabes tú de tormentos!
¡qué sabes ¡ay! de agonías
si nunca sentiste celos!


EL PRIMER AMOR

A mi hija Anita

Campanillitas de plata
invaden tu corazón
y al sonar todas alegres
han despertado el amor.
¡Qué amanecer en el alma!
¡Brilla más que nunca el sol!
¡Qué luz en el pensamiento!
¡Como perfuma la flor!
¡Qué congoja en la garganta
al querer hablar sin voz!
¡Qué mar de luz en tus ojos
y en tus labios que temblor!
Niña de los quince abriles,
todo está en tu corazón.
El sol brilla como siempre,
igual perfuma la flor;
mas ¡Ay mi cándida niña!
¿Sabes tú lo que pasó?...
Campanillitas de plata
al viento de la ilusión
sonando todas alegres
han despertado el amor.


¿RIES?

Nada, no es nada.
Sólo una brisa del cielo
llegó a mí en la luz del alba,
y al sentirla, el corazón,
lanzó al viento su campana.
¡Ay ,campana de la dicha,
jubilosa voz del alma!


AL CRISTO DEL PERDON


Clavado en una cruz, atormentado,
y más que el cuerpo el alma dolorida,
manando redención por esa herida,
abierta por la lanza del pecado,
te contemplo mi Dios, crucificado
ofreciendo tu muerte por mi vida
mientras tu madre de dolor transida,
te ve morir, por todos ultrajado.
Abres los brazos a la humana fiera
y amplio perdón le ofreces con ternura
sin un reproche proferir siquiera.
¡Ay¡ si a tu ejemplo el hombre se rindiera,
mostrando así su amor y su cordura,
¡en un Edén el mundo convirtiera!


MI HIJO Y YO

Al mayor de mis hijos: Pedro Luis

En el viejo rincón de los recuerdos,
a veces ¡tan lejanos, tan lejanos¡
de pronto se abre paso hacia el presente
uno de entre ellos que adelanta rápido
y nos trae un sentir de aquel entonces;
momentos de ilusión o de entusiasmo,
de cariño, de gozo ,de ternura,
de inquietud, de alegría o de quebranto…
Hoy viene a mí, como frecuentemente,
un hecho que me duele al recordarlo
y pone siempre en mi garganta un nudo
y humedece mis ojos con el llanto.
Mi hijo mayor, entonces muy pequeño,
que apenas contaría los siete años,
jugaba con un grupo de chiquillos,
de su edad, más o menos.Un muchacho
cogiendo tierra y agua de una fuente
moldeó una pelota con sus manos
y tirola con furia a aquellos chicos,
incapaces de hacerle ningún daño,
al tiempo que insolente se reía
y burlábase de ellos descarado.
¡Lucha de clases trágica y humana
que hace olvidar, que, al fin, somos hermanos¡
Procuré reprenderle con dulzura,
mi indignación, valiente, dominando;
mas ,volvióse hacia mí, me hizo una mueca
y me insultó diabólico y sarcástico.

En pie el pequeño, rojo de coraje,
avanzó lentamente hacia el muchacho,
que doblaba su edad y su estatura
y con puños y dientes apretados,
gallarda la actitud, con valentía,
le espetó, cuando sólo estaba a un paso,
esta frase, que aun lléname de orgullo:
“Es mi madre ¿te enteras? ¿quieres algo?”
¿Preví la lucha desigual, insólita?...
¿Tuve miedo, tal vez? ¡No se explicarlo¡
Llamé al pequeño, le empujé hacia casa,
al tiempo que le dije con enfado:
“¡Déjate de bravatas monigote¡”
y la noble actitud se vino abajo…
Su valor, su arrogancia defendiéndome
frustráronse al momento, y ,el muchacho…
¡Ay, aun hieren mis oidos sus burletas¡
mientras el niño con los ojos bajos,
iba delante en actitud humilde,
la barbilla en el pecho, avergonzado.

A los padres también, en ocasiones,
deberían los hijos castigarnos…
Yo, en aquellos momentos, merecía
¡un fuerte y doloroso palmetazo¡


MIENTRAS LAS NIÑAS CANTAN

A mi madre la Marquesa de Morella

Una tarde de verano
sol ardiente campos secos;
cantan alegres los mirlos
en los árboles del huerto.
Una tarde de verano…
¡Vase la niña al convento¡
en su habitación de virgen,
sobre el blanquísimo lecho
ordenando está sus ropas
y repartiendo recuerdos.
Sus tres hermanas la miran
con tristeza y en silencio.
Se oye una rueda de niñas
cantando alegre a lo lejos:
“Una tarde de verano
me sacaron de paseo
y al revolver una esquina
había un convento abierto”
Va entregando a sus hermanas,
como haciendo testamento,
sus collares, sus pendientes,
los anillos de sus dedos…
mientras la rueda de niñas
cantan y cantan en el paseo:
“Salieron todas las monjas,
todas vestidas de negro”…
Ella, por última vez
se está mirando al espejo:
La dulzura de su rostro
y la esbeltez de su cuerpo,
mientras peina con cuidado
su hermosa mata de pelo.
La campana de la torre
anunciando está un entierro
y en tanto cantan y cantan
las niñas en el paseo:
“Pendientes de mis orejas
anillitos de mis dedos…
¡Lo que más sentía yo
era mi mata de pelo¡”
A la hermana más pequeña
se le ha escapado del pecho
un sollozo que le ahogaba...
¡Y no pudo contenerlo¡

Salieron todas las monjas,
todas vestidas de negro,
cogiéndola dulcemente,…
¡La entraron en el convento¡
Una tarde de verano,
sol ardiente, campos secos,
un corazón varonil
de angustia se está muriendo
y en tanto…¡cantan y cantan
las niñas en el paseo¡


ROMANCE DE LOS DOS HIJOS MARINOS

A Juan Manuel y Pablo


¡Qué lejos están los puertos
de la tierra donde vivo¡
¡Qué lejos están, Dios Santo,
para ver a mis marinos¡

Ellos viven mar adentro
y yo tierra adentro vivo;
¡Con qué inquietud más profunda
me postro ante el Crucifijo¡

Ya vieron la mar violenta
que alza montes y abre abismos
y se han tornado de pronto
más serios y pensativos.

Brillan de ilusión sus ojos
soñando con su destino.
Mar en calma.¡Quién dijera
que ocultas tantos peligros¡

¡Cómo se esperan sus cartas¡
¡Cuántas veces se han leído¡
¡Qué sabor a sal de lágrimas
deja en el alma lo escrito¡

¡Cómo voláis poco a poco
de lo que fue vuestro nido¡
Para el mundo ya sois hombres,
Para mí sois siempre niños¡

Y es que a través de los años
aun alegran mis oídos
tropel de cálidas notas
de “nanas” y “villancicos”.

¡Qué lejos están los puertos
de la tierra donde vivo¡
¡Qué lejos están, Dios Santo
para ver a mis marinos¡


LA CARTA


Escribir una carta
parece muy sencillo,
muy sencillo parece
pero…¡tengo seis hijos¡
Seis hijos como soles,
¡mas todos tan chiquitos,
tan traviesos y alegres
fogosos e impulsivos¡
Cuando ven que me siento
y que la pluma enristro,
corriendo vienen todos
y armando gran bullicio.
Uno me empuja el brazo,
otro grita “¡yo escribo¡”
“-¿Quieres que ponga el nombre?”
“-¡A ver, hacedme sitio¡”
“-¡Quién me lleva la mano¡”
vocifera el más chico.
“-¿Queréis estaros quietos?”
impaciente les digo.
“¡No metas ese dedo en el tintero, niño¡”…
¡¡Ya se vertió el tintero¡¡…
-¿No lo estáis viendo?-grito.
¡Sobre el blanco papel,
el Mar Negro¡… Desisto.

Escribir una carta
parece muy sencillo,
muy sencillo parece
pero… tengo seis hijos.


ROMANCE DEL NIÑO INFORTUNADO

¡Ay, aquel niño, aquel niño
que encontré un día en la feria
con su carita de hambre
y sus ojitos de pena!…

Ya pasan los gigantones,
cohetes alegres suenan,
morteros, cucañas, globos,
¡toda la plaza está llena
de chiquillos que alborotan
y corren y se pelean!
¡Cómo ríen, cómo gozan
con jubilosa inconsciencia...!
Pero aquel niño, aquel niño
de carita macilenta,
allí está mirando todo
todo con la boca abierta.

¡Qué multitud, qué bullicio¡
Es Cáceres que arde en fiestas.
Todo el mundo a divertirse
y a lucir sus galas nuevas.
Teatros, toros y bailes
¡quién no tira las pesetas
con liberal desenfado
en estos días de feria¡...
Pero aquel niño, aquel niño
con su ropita harapienta
y sus ojos asombrados
mira todo con tristeza.

¡Cuántas luces¡ ¡qué alegría¡
Los altavoces atruenan.
La noria y el girasol
en graciosa competencia
parece que al carrusel
desafían dando vueltas.
La gente va como loca:
sube, baja, corre, brega…
Pero aquel niño, aquel niño
que encontré un día en la feria
con su mirada honda y triste
llenóme el alma de pena.


MADRE: ¿POR QUE MI HORIZONTE
ES ASPERO Y DURO?...

Poema del marino extremeño

A mis hijos Juan Manuel y Pablo,
Oficiales de la Marina Mercante.

¡Marino de tierra adentro,
ya dejaste nuestro hogar¡…
para que yo pueda verte
¡lejos los puertos están¡…
De esta tu tierra extremeña,
¿qué ilusión te lleva al mar,
tan lejos de tu terruño…?
¿cuál es tu sueño y tu afán?

Tu vocación es tan fuerte
que no has de volverte atrás.
Con un barquito de lata,
de niño te vi jugar.
Barquito de colorines
del que tú eras capitán.
¡Cuántas, cuántas singladuras
hizo tu barco rapaz¡…

Ya, navegas mar adentro,
y en un barco de verdad…
¡Marino de Extremadura,
ay, que lejos te me vas¡
¡Quién pudiera hacerte niño
y volver años atrás
y a tu barquito de lata¡…
¡No te vayas, capitán¡

Pero no…no te detengas,
que hermosas tierras verás;
asombrosos continentes,
selvas aun por explorar,
hermosas innatas playas
donde reinan luz y paz
y en su arena, caracolas
llenas de voces del mar.

Los que vivimos en tierra
nunca podremos gustar
de todas las maravillas
que allende el mar hallarás.
Si los peligros te acechan,
si arreciase el temporal…
no temas nunca, marino,
¡Dios a tu lado estará¡,
que tu madre tierra adentro
no cesará de rezar.

Respeto esas misteriosas
razones, que en tu alma están
¡esa vocación tan fuerte
que te arrastra hacia la mar
es digna de un extremeño,
extremeño de verdad¡

Los que vivís en las costas
no menospreciéis su afán,
que aunque es de tierra adentro
un buen marino será.
¡Cuánto luché como madre
porque olvidara la mar¡
le llama, de lejos, ella…
¡qué pena, ella pudo más¡

Y como dijo el poeta,
“las lágrimas van al mar”
las mías allá se fueron
buscándote, capitán.

De esta tu tierra extremeña
muchos partieron igual
y en tiempos, ya muy remotos
abandonaron su hogar
con un valor desmedido
y vocación de verdad
descubrieron continentes
que ignoraban los demás…
Guardad vuestras ironías,
marinos del litoral.
Castilla y Extremadura
dieron héroes a la mar.

Si conocéis bien la Historia
de España, la muy leal,
sabréis que, de Extremadura,
fueron, Valdivia y Hernán,
Pizarro, García Paredes,
el Marqués de Ovando y más.
Estos extremeños nobles,
por su fuerte voluntad,
afrontaron mil peligros
sin retroceder jamás.
¡Recios como las encinas
que hay en su tierra natal¡

De estas tierras extremeñas
salieron, como sabréis
José de Solana y Bote,
de la Armada Brigadier.
Mandó la escuadra de América;
barcos hundió más de cien,
(extremeño ,de Zorita)
que luchó contra el Inglés.
Y aquél Francisco de Sande
del que la Historia dió fe
por su valor y pericia,
que se hizo a la mar también.
Diego García Paredes,
que en Italia y en Argel
ha luchado; cacereño,
con un valor cien por cien.
El Sansón de Extremadura
le llamaron ,sin temer
ni al peligro ni a la muerte,
por la que mostró desdén..

Navegó el Mediterráneo;
ha derrotado al infiel,
y los siglos le proclaman
marino de gran valer.

Juan de Mendoza,(de Mérida)
navegante, cual lo fue
el gran Núñez de Balboa
que vino al mundo en Jerez,
(Jerez de los Caballeros,
pueblo extremeño también)
descubridor del Pacífico,
¡navegante de una vez¡

Don Francisco de Orellana
conquistó, el Perú y fue quien
descubrió el gran Amazonas
y lo navegó después.

Ved aquí en pocas palabras,
y vuestras risas tened,
de los grandes navegantes
un bien nutrido plantel.
Todos los mares surcaron
con gran valor y gran fe,
y…fueron de tierra adentro
con gran coraje y valer.
¿Nacieron para asombrarse?
¡No hay tal¡ que ,su misión fue
asombrar al mundo entero
con su heroico proceder.
¡Marino¡ cuando en las noches
en esas noches serenas
navegues por esos mares,
si en el puente vas alerta,
muchacho, contempla el cielo,
sáciate de su belleza
alcanza el gran horizonte
con la mirada y… no temas,
¡Impresionante silencio
sentirás lejos de tierra¡
La brisa pura y salobre
besará tu piel morena,
y en ese ambiente tan limpio
se ven mejor las estrellas;
esos bellos luminares,
que no apreciamos en tierra
porque la atmósfera es turbia
y no se repara en ellas.
Yo también he de mirarlas
desde mi nave extremeña,
capitana de mi barco,
que es este hogar que ahora dejas.
Pensaré que van contigo,
que te siguen marineras
y te dirán lo que peno
con estas largas ausencias…
Y si la mar despiadada
deja a tu nave indefensa,
sin mando y a la deriva
frente a la derrota cierta,
si el rayo y el huracán
en horrible competencia
se disputan tu navío…
¡Ay, no tengas miedo, reza¡

Dios escucha al que le llama,
si su oración es sincera…
¡Marino de tierra adentro,
ve a tu destino¡…¡¡navega¡¡


ORACION

Quiero seguir tus pasos, Jesús mío
por el duro camino del Calvario,
tus huellas marcaran mi itinerario
y me abrazo a mi cruz con desvarío.

Desgarrada y maltrecha en Ti confío
y al contemplarte envuelto en tu sudario,
con estático andar de visionario
sólo morir crucificada ansío…

¡Quién osará quejarse de su suerte
viéndote así desfigurado y yerto,
ensangrentado el rostro, el cuerpo inerte¡…

¡Quiero seguirte, sí, con paso cierto
y en tu costado que el amor ha abierto
por siempre descansar tras de mi muerte¡


NANITA - NANA

A mi hijo Juan José

A la nanita nana
nanita ea.
¡Si en brazos de tu madre
siempre estuvieras...¡

Eres más pequeñito
que tus hermanos,
pero ya te me escapas
de entre mis brazos.
¡Ay vida de mi vida,
alma de mi alma¡
A la nanita ea
nanita nana.

Mientras mezo tu cuna
¡blanca paloma¡
en un mar de inquietudes
mi alma zozobra.
¡Tanto me apena
que dejes de ser niño
nanita ea¡

Y es, hijo de mi vida,
que aunque yo quiera
apartar los espinos,
quitar las piedras
que surjan a tu paso
tal vez no pueda.
¡Ay torcedor horrible
de mi tristeza¡
A la nanita nana
nanita ea.

Cuando pienso, estas cosas,
miro a los cielos
y entre las nubes y estrellas
a otro hijo veo,
que abandonó mis brazos
cuando pequeño.
¡Nanita trágica¡

Se durmió para siempre
mientras cantaban
sollozando mis labios,
esta tonada:
¡A la nanita ea
nanita nana¡

¡Ay vida de mi vida,
alma de mi alma¡


EL BARCO DE PLATA

A mi madre, Eladia Montesino
al cumplir sus CIEN años(1997)

Navega el barco de plata
sobre las olas del tiempo,
embravecidas a veces
otras, trocitos de cielo.

De amor tus velas henchidas,
amor más fuerte que el viento,
navega el barco, navega,
sobre las olas del tiempo.

Tu corazón por mesana.
Tu familia, el firmamento,
estrellas que te iluminan
en tu viajar a lo Eterno.

Algunas fueron fugaces
y se marcharon al Cielo,
de allí, fulgores emiten
que en plata te convirtieron.

Navega el barco de plata
sobre las olas del tiempo,
navega,...barco,...navega...
tu fe te lleva a buen Puerto.


EL BARCO DE PLATA
II PARTE

En el dolor por la muerte de
mi madre, Eladia Montesino(1999)

Después de largo navegar
hoy llegaste a tu destino
y has dejado estelas blancas
que me marcan el camino.

Estelas de plata y cristal
sobre mar embravecido,
espléndidas, luminosas
y de brillos infinitos.

Que sepa seguir tu rastro
a Dios con fervor le pido
y la fe que me dejaste,
por siempre viaje conmigo.

Juan José Romero Montesino-Espartero


MIEDOSA

A mi hija Maria Emilia

-¿Pero quieres decirme
qué te sucede ahora?
-¿No has oído pisadas
muy cerca de mi alcoba?
-Desecha tus temores
es el viento que sopla
y que mueve con fuerza
en el jardín las hojas.
-¡Ay, esa sombra, madre¡
-¡Pero hija, si es tu sombra¡
Hasta de ti te asustas,
¡mira que serás tonta¡
(Y beso dulcemente
su frente candorosa).
-Debieras acostarte,
que, el sueño ya te ronda.
-Es que…¡me da más miedo
ir a mi cuarto sola¡…
Parece que me sigue
detrás otra persona...
¡El pasillo es tan largo,
tan oscuro a estas horas¡…
¡Por favor... ven conmigo¡
Mira tras de la cómoda;
levanta las cortinas
que no haya quién se esconda;
debajo de la cama
pásame bien la escoba
y échame agua bendita
por cima de la colcha,
para que los espíritus
no vengan y me cojan¡...
-No temas, voy contigo.
¿Por qué eres tan miedosa?
........
¡Ay, cuando ya no me tengas,
cuando estés, ya, tú sola
frente a frente en la vida,
si el temor te acongoja
¡Quién te tendrá a su lado
cual te tengo yo ahora¡
¡Quién besará tu frente
ahuyentando tus sombras¡
¡¡Quién tenderá a tu miedo
una mano piadosa¡¡


SOÑAR

Yo tengo un mundo interior
dónde vivo cuando quiero,
cuando el vivir de este mundo
es más triste que halagüeño.
Por eso a veces sonrío…
¡Y es mi paisaje de invierno¡
o voy por senda de flores
cuando el camino es de cieno.
¿Qué esto es vivir en la luna?
¡Gran verdad¡ ¡nada más cierto¡
pero…¡qué hermoso es vivir
como se vive en los sueños¡


OTOÑO

Dejemos ¡ay¡ volar de mi otoño las hojas
que el viento de la tarde dulcemente arrancó;
son pálidos recuerdos de alegres primaveras,
de fogosos veranos y de inviernos sin sol.
Mis seis fuertes retoños con calor de sus besos
al árbol de mi vida darán vida otra vez.
Dejemos, sí, volar de mi Octubre las hojas:
la nueva primavera las hará renacer


¡AY CACERES, VIEJO CACERES!

Me gustan tus viejas calles
estrechas y solitarias
y los viejos torreones
testigos de mil hazañas.
Me gusta el grave silencio
que te envuelve y te amortaja
sólo turbado de pronto
por atrevidas pisadas,
y el canto de la lechuza
que parece decir… ¡calla¡
Me gusta la soledad
de tus calles empinadas
y el granito de tus piedras,
de tus piedras centenarias.
(¡Si ellas pudieran hablar
cuantas cosas nos contaran¡)
Me gustan los matacanes
y gárgolas de tus casas
y los finos parteluces
con que adornas tus ventanas.
Me gusta la gallardía
de tus torres almenadas
y la casita mudéjar,
hechizo, primor y gala
con que el mágico recinto
pregonando está su fama.
¡Qué poético misterio
encierra tu cuesta Aldana,
tu convento de San Pablo
y tu calle de la Manga¡
¡Cuántas veces habréis visto
desenvainar las espadas,
quedando en tierra un valiente
amortajado en su capa¡
¡Ay torre de las Cigüeñas,
de Espaderos, de los Plata,
famosa torre Bujaco,
desde donde presenciaban
los más vistosos torneos
las más linajudas damas¡
¡Torre de los Carvajales,
vieja torre desmochada,
os eleváis a los cielos,
magníficas, soberanas¡
Parecéis dos favoritas
de un sultán, ya abandonadas
por otra joven y hermosa
de cuyo amor disfrutara.
¡Palacio de los Golfines,
Mayoralgo, bella casa
de Don Hernando de Ovando:
qué señoril es tu estampa¡…
Templo de Santa María;
mansión de García Galarza
(hoy Palacio del Obispo)
¡qué rango dais a la plaza¡
¡Ay casa de las Veletas
sobre cimientos de alcázar
que tienes bajo tus pies
la reliquia musulmana,
(aljibe de bellos arcos
reflejándose en el agua);
Iglesia de San Mateo,
de Santiago, Santa Clara…
severo solar del Sol
casa de la Generala
os contemplo y os admiro
bajo la noche estrellada¡
Si la luna os acaricia
parecéis hechas de plata.
Los siglos duermen…¡silencio¡
en sus calles y en sus plazas.
No hagáis ruido y al andar
“pisad con planta de lana”.

¡Ay, Cáceres, viejo Cáceres,
entre tus viejas murallas
enajenaste mi espíritu,
me tienes cautiva el alma.


LAS ALAS ROTAS

¿Por qué no ríes? ¿Por qué no corres?
¿Por qué no juegas? ¿Por qué no gozas?
¿Por qué estás quieta, callada y seria
sin que sepamos qué te acongoja?
¿Por qué están tristes tus ojos claros?
¿Por qué suspiras a todas horas?
¡Que aunque tú dices que estás alegre
te he visto luego llorar a solas!
Cómo llorabas aquella tarde…
¡La ilusión muerta sólo se llora!
¡No hagas esfuerzos por sonreírte
que sé que tienes las alas rotas!


CONFORMIDAD

No envidio tus palacios
ni envidio tus riquezas;
ni las joyas que adornan tu persona
ni el lujo y bienestar que te rodea.
Ni a ti ni a nadie envidio en este mundo
por más que os mime la fortuna inquieta
¡Llevo una frase que a mis labios sube,
dentro del alma impresa¡
La siento y la repito a cada instante,
porque gracias a ella,
sin tener nada lo poseo todo…
¡Frase sencilla y cierta¡
Tal vez no la comprendas ni compartas,
mas debes conocerla
por si la suerte caprichosa, un día,
la espalda te volviera.
Estas cinco palabras solamente.
¡Lo que Dios quiera sea!


¡AQUELLA VENTANA!

Cortinitas leves
cortinitas blancas
que una mano fina
colgó en su ventana
con las ilusiones
de recién casada.

Cortinitas leves
vaporosas, albas,
que a veces recoge
con su mano alada
la joven esposa
que impaciente aguarda.

Aquellas cortinas
de aquella ventana,
que adornan geranios,
jazmines. albahacas
y claveles rojos,
subyugan mi alma.

Mas con ser tan bellas,
tan finas, tan blancas,
supe que escondían
discretas y avaras
la sombra siniestra
de angustioso drama.

Dicen que las cosas
tienen también su alma,
y en las largas noches,
en las horas trágicas,
sigilosamente
¡nos hablan…nos hablan¡

Si es así ¡qué dulces
y tiernas palabras
de consuelo y ánimo
verterían cándidas
muy quedo al oído
de la desposada.

Cuando un día aciago
que siempre esperaba,
se quedó tan sola,
tan triste, tan pálida,
tras de las cortinas
de aquella ventana¡.

¡Pobre corazón,
que marchas y marchas
desde que nacemos,
sin tregua ni pausa¡
¡Ay de quien de pronto
la cuerda le falta¡

Muchas veces paso
junto a la ventana,
pero ya no veo
la mano de nácar
que levanta grácil
la cortina blanca.

A través del nítido
cendal de su gasa,
miro con tristeza
deslizarse lánguida,
una esbelta sombra
joven y enlutada.


NO QUIERO SER VIEJA

-“¡No quiero, no quiero,
no quiero ser vieja¡”…
La niña lloraba
mirando a su abuela
surcada de arrugas
la faz macilenta
los ojos hundidos,
(que el tiempo y las penas
su brillo apagaron)
ojos que antes eran
brillantes y lindos
como las estrellas.
-“¡No quiero, no quiero,
no quiero ser vieja¡”…
Su hermano que tiene
quince años apenas
del brazo la coge
y aparte la lleva,
y le habla quedito,
quedito y con pena.
-“En tiempos fue joven;
fue joven, y cuentan
que era tan bonita
como una muñeca.
El rostro hechicero
manos de azucena
cutis sonrosado
la boca risueña
con dientes chiquitos
blancos como perlas
y unos labios finos
color de las fresas.
Su mata de pelo
brillante y trigueña,
reflejos metálicos,
finuras de seda,
de rizos rebeldes
si el aire los peina.
¿Los ojos?...¡Los ojos
eran dos poemas¡
Vivos, chispeantes;
gracia picaresca
mezclábase en ellos
con dulce inocencia;
grandes y rasgados
color de la almendra
cuando adorna el árbol
en la primavera…
-“¡No quiero, no quiero,
no quiero ser vieja¡”…
-“¿No viste el retrato
que en la chimenea
tiene nuestra madre?
Pues bien, es de abuela.
Ven que te lo enseñe.
Mírala, contempla
su esbelta figura,
la cintura estrecha,
el porte elegante
como una princesa
de las que en los versos
hablan los poetas.
¡Cuántos soñarían
con que era su reina
y le habrán escrito
romances y endechas.
-“¡No quiero, no quiero,
no quiero ser vieja¡
También dicen todos
de abuela que es santa.
¿No ves cuando reza?
¡Parece que el alma
se eleva a los cielos
y Dios la acompaña¡
Verás, cuando muera
vendrán a buscarla
mil ángeles bellos
batiendo las alas;
la Virgen y el Niño
y todas las almas
de todos sus muertos
(por los que rezaba)
y allá en las alturas
se han de oír hosannas
y dulces acordes
en violas y en arpas;
y coros de arcángeles
de santos y santas,
con sus leves túnicas
en oro bordadas
saldrán a su encuentro
sobre nubes blancas,
azules y rosa y color de nácar…
Y hasta el Arco Iris
se pondrá a la entrada
cual arco de triunfo
para agasajarla,
y San Pedro entonces
le ha de decir “¡Pasa¡”
Dios que es bueno y justo
querrá compensarla
de todas las penas,
de todas las lágrimas
que vertió en el mundo
humilde y callada
y al séptimo cielo
(más joven, más guapa
que lo fue en la tierra)
será transportada.
Mientras tales cosas
su hermano contaba
la niña le escucha
atenta, embobada.
Moría la tarde;
el sol se ocultaba
y tras los visillos
su luz tamizada
teñía de rosa
la faz de la anciana,
dando nueva vida
a esta flor ajada.
El frío era intenso,
crujían las ramas.
La luz en el cielo
se hacía más pálida.
A una blanca rosa,
hermosura y gala
del jardín, que en sombras
rodea la casa,
un golpe de viento
sus hojas arranca.
¡Ay las verdes hojas
y las rosas blancas¡
¡Trágico destino¡…
¡Pobre flor humana!


EL SECRETO

(Escenas infantiles)

-“Puesto que me has cogido comiéndome esta tarta,
es razonable y justo contigo la reparta.
Para mí todo el dulce, pero…avaricia fuera
si la guinda del centro también me la comiera.
Espero que, inconsciente, no pretendas quejarte…
¡Lo mejor de la tarta acabo de entregarte¡
¿Me miras con asombro? Mi gran desprendimiento
debe llenarte el alma de fraternal contento…
Como eres tan pequeño no entiendes de estas cosas;
pero esta acción de hermano, ¡es…de las más hermosas¡

No dirás nada a nadie. Los hombres, que lo son,
antes mueren, valientes, que cometen traición;
y bachiller a medias, emulando al Rey Midas,
hierático, solemne:-“Preciso es que decidas.
Y si al fin no resistes y has de hablar indiscreto,
haz un hoyo en la tierra y esconde tu secreto.
Si alguien te preguntase, no has de pasar mal rato;
dices sencillamente: -Se la ha comido el gato”.

El hermano pequeño marchó luego al jardín,
mientras se relamía recordando el festín.
La madre está bordando bajo el almendro en flor,
apoyado en el halda su breve bastidor.
Pasa rápido el niño sin mirarla siquiera.
¡Temía que el secreto en sus ojos leyera¡
El sabe que una madre lee, y esto es bien cierto,
en los ojos del hijo como en un libro abierto.
Una vaga zozobra turba su alma inocente
y el corazón le late apresuradamente.

El sol va declinando camino del ocaso.
En tanto el pequeñuelo presiente su fracaso.
El aire aromatiza alelíes y rosas,
magnolias, clavellinas, jazmines y mimosas.
Mientras los pajarillos daban su adiós al día...
el niño, abriendo un hoyo, su secreto escondía.
-“¿Qué haces?”-la madre inquiere.-“Nada,sólo trataba
de esconder un secreto…,que ya se me escapaba”.
Y al recordar del fruto su exquisita dulzura,
¡cómo se relamía por dentro la criatura¡
-“Si encuentras en la mesa que está vacío el plato,
no eches la culpa a nadie…¡Se la ha comido el gato¡”

“…y unas cañas brotaron que los aires movieron
y el secreto de Midas a voces repitieron”

¡Oh, santa candidez¡ ¡Oh,cañas indiscretas!
¡Cómo lanzáis al viento las palabras secretas!


NO PREGUNTES ¿POR QUE?

No intentes penetrar con tu impotencia
los designios de Dios omnipotente.
No preguntes ¿Por qué? baja tu frente
y ofrece a Dios tu amor en tu obediencia.

No preguntes ¿por qué? con insistencia.
¿Cómo puedes saber lo que es tu suerte
ni la del ser que te arrancó la muerte
haciéndote exclamar “¡Señor, clemencia¡”.

El sólo sabe lo mejor de todo;
confía a su saber lo que tú ignoras,
El es la Santidad, tú eres el lodo.

El es Verdad, Amor, Luz increada,
el Ser Supremo, al que con fe tú adoras.
Tú eres tan poca cosa…¡No eres nada!


MAMA, TIENE FRIO

El termómetro marca bajo cero
y el aire de la Sierra sopla helado,
Madrid sufre su aliento congelado,
y al Guadarrama increpa: “¡Traicionero¡”.

A mamá, el frío le acobarda fiero,
y su bata de invierno ha descolgado,
sus mullidas chancletas se ha calzado,
y un vaso de coñac se bebió entero…
¿Un vaso de coñac? ¡Mamá, cuidado¡
No sea que, si quieres calentarte,
sin querer…te calientes demasiado.

Mamá es joven, rubia y primorosa;
se da a los suyos con amor sin tasa,
resuelve los conflictos de su casa,
con una mano suave y poderosa.

Tiene unos sueños de color de rosa
y en el amor de su deber se abrasa,
pero el frío la encoge y la traspasa
y la pone del todo temblorosa.

Ha encendido la estufa presurosa,
tiembla de frío, mas, por ver si pasa,
escancia otro vasito…y a otra cosa.

¡No entra en calor, se siente acobardada¡
Un rayito de sol de Primavera
a través del cristal, sentir quisiera,
hoy empañado por la triste helada.

Se abre la puerta e irrumpen en bandada
todos los hijos que el Señor la diera;
alegre turbamulta vocinglera
por la que presto se encontró sitiada.

Y…¡oh prodigio feliz! ¡quién lo dijera!
al calor de los besos de sus hijos,
¡mamá creyó que estaba en Primavera!


POEMA DEL CIEGO

Sus manos finas, breves, inquietas, temblorosas,
buscaban el contorno, la forma de las cosas.
-¿Cómo será este libro? ¡Quién pudiera leerlo¡
Tendrá hermosas estampas, mas nunca podré verlo.
E invade su alma ingenua vaga melancolía,
porque en su larga noche nunca amanece el día.
Inconsciente, un suspiro se le escapa al pequeño.
Es que en sus manos tiene ¡un avión de ensueño¡…
-¿Cómo es este juguete? Contesta, madre mía.
-Yo no sé, hijo del alma…¿Cómo te explicaría?...
Tiene de ave la forma.Tal vez de mariposa.
Y en sus brazos al hijo acoge cariñosa.
Mientras el niño ciego su rostro acariciaba:
¿Cómo será mi madre?-en su interior pensaba-.
Y una voz misteriosa le decía
con cruel ironía:
¡Sufre de tu destino los antojos,
que no se hizo la luz para tus ojos¡

Camina lentamente del brazo de su amada.
¿Qué mejor lazarillo tuvo nunca el amor?
Y aunque sus claros ojos miran sin ver las cosas,
va sintiendo el paisaje que tiene alrededor:
El dosel que formaba la frondosa arboleda;
el verdor de los campos, salpicados de flores;
la alegría del sol que brilla deslumbrante,
que todo lo embellece con sus rojos fulgores.
Y allí lejos…,muy lejos, velados por la bruma,
horizontes lejanos de contornos inciertos,
y a su lado…unos ojos que quisieran dar vida
inundando de luz sus pobres ojos muertos.
Y la voz misteriosa repetía
con cruel ironía:
¡Sufre de tu destino los antojos,
que no se hizo la luz para tus ojos¡

Torpes los movimientos, la piel rugosa y fría,
junto al fuego, el anciano, la madeja deslía
de sus gratos recuerdos y dulces emociones.
¡Recordar…,es la vida de viejos corazones¡
Aquel juguete nuevo de construcción extraña;
Aquel amor inmenso que amante le acompaña
a través de la vida y hasta la misma muerte.
(¡Qué sólo les separa por ser ésta más fuerte¡)
Privado desde niño de la luz de sus ojos
nunca pudo admirar los bellos labios rojos,
ni el oro del cabello de la mujer amada,
ni ofrecerle alma y vida en sólo una mirada…
No vio salir el sol en mañanas radiantes,
ni contempló la noche de estrellas rutilantes.
Flores, pájaros, nubes, todo cuanto en la vida
es admirable y sumo y a extasiarse convida;
ni los lagos tranquilos, ni la mar encrespada,
sus pupilas serenas ¡no gozaron de nada,¡…
Y una voz celestial le repetía
en su triste agonía:
“¡No temas del destino los antojos,
porque la luz de Dios
llenará de fulgor la noche de tus ojos!”


¿POR QUE SOÑASTE CON EL MAR?

A mi hijo Juan Manuel

¡Ay marino de tierra adentro¡
¿Por qué soñaste con el mar?

¿Es que tu ardiente fantasía
vislumbró mundos sin igual?
Costas lejanas, luminosas,
rocas de ingente majestad;
playas de arena de oro y plata
y acantilados de coral,
islas perdidas, solitarias,
que con amor las besa el mar;
grandes ciudades con palacios
hechos de nácar y cristal;
bosques fantásticos de ensueño
que nadie pudo penetrar,
llenos de pájaros y flores
bajo la ardiente luz astral;
mujeres bellas como diosas,
de tez morena y suave andar;
exóticas sirenas de ojos verdes
que el alma llenan de ansiedad.

¡Ay marino de tierra adentro¡
¿Por qué soñaste con el mar?

Nadie en tu casa fue marino.
¿Por qué ese afán de navegar?
Fue el barquichuelo de juguete
con el que yo te vi jugar,
aquel de vivos colorines
el que tal vez te hizo soñar?
Pienso que en él tu fantasía
Viajó sin rumbo y al azar,
¡qué lejos, ay, tu madre estaba
de tu secreto navegar¡
para ella fuiste siempre el niño
al que mecer y al que cantar…

Ahora tu cuna será el barco
que arrulla y mece dulce el mar.
Mas… son sus brazos peligrosos
y es engañoso su cantar.
El pensamiento de tu madre
te ha de seguir en tu bogar,
imaginando mil peligros,
soñando en verte regresar.
Entre las jarcias de tu barco
oirás al viento murmurar
y pensarás que está muy cerca,
que la escuchaste suspirar…
Mas cuando vuelvas de algún viaje
tal vez ya no la has de encontrar.

¡Ay marino de tierra adentro¡
¿Por qué soñaste con el mar?


AL CRISTO DEL PERDON

Pendiente de esa cruz, atormentado,
y, más que el cuerpo, el alma dolorida,
manando redención por esa herida
abierta por la lanza del pecado,

te contemplo, mi Dios, crucificado,
ofreciendo tu muerte por mi vida;
mientras tu Madre, de dolor transida,
te ve morir, por todos ultrajado.

Abres los brazos a la humana fiera,
y amplio perdón derramas con ternura,
sin un reproche proferir siquiera.

¡Ay, si a tu ejemplo el hombre se rindiera
mostrando así su amor y su cordura
en un Edén el mundo convirtiera!


¡TE VAS HACIENDO VIEJO, CATEDRATICO!

A mi amiga Ivonne, Doctora en Ciencias

¡Te vas haciendo viejo, catedrático,
explicando los viejos teoremas,
enunciando problemas y problemas,
con tu fama de sabio matemático¡

Descartes, Newton, Kepler, Galileo,
absorbieron tus años juveniles
y en tus ingenuas horas infantiles
estudiar era todo tu deseo.

Y así vas consumiendo lentamente
de tu existencia los mejores días,
aumentando a tus gafas dioptrías
y añadiéndole arrugas a tu frente.

El amor para ti es más problemático
que los mismos problemas que resuelves,
mas con todo el saber en que te envuelves
¡de amor…no sabes nada catedrático!

¡Qué grande es tu torpeza , estás tan ciego
ante el problema de sentirte amado¡…
(Problema que te tiene planteado
con su gracia infinita puesta en juego
la azul mirada, suave y amorosa
llena de admiración y de ternura
de la más hiperbólica criatura
que teje sueños de color de rosa.)

Has de acabar en loco o maniático,
y si el problema que el amor te enuncia
a resolverlo tu saber renuncia,
¡mereces un suspenso catedrático!

Pasas junto a la dicha indiferente,
entregado a tu ciencia en alma y vida
y dejas a tu alumna preferida
morir de amor definitivamente


POESÍAS BREVES

¿Tienes fe en tu destino?
Si la tienes,
llevas adelantado un cien por cien
para no equivocarte en tu camino

*******

Tú no sabes, no sabes lo que tienes
que Dios en su bondad te ha concedido
apreciarlo tal vez un día sepas …
¡Cuando lo hayas perdido!

*******

Mis ojos están sin brillo
de no llorar tantas penas;
¡lágrimas que no se lloran
son las que más avejentan¡

*******

Hay niebla en tu pensamiento.
Hay hielo en tu corazón;
¡Siempre vas buscando el soplo
helado de la razón!

*******

La vida es triste, amarga, insoportable;
me dices sin cesar.
¡Bendito sea Dios que me concede
el gran don de soñar!


DULCE ES TU NOMBRE, MARIA

A la Santísima Virgen de la Montaña,
patrona de Cáceres

He cogido en mis brazos al hijo que alegra mi vida
y he llamado quedito a la puerta de su alma dormida.

¡Cuántas veces después dulcemente llamé con empeño,
despertando la idea de Dios en el hijo pequeño¡
Sus chiquitas y cálidas manos, junté con ternura,
y una ingenua oración, de sus labios, brotó lenta y pura.
Y le hablé con amor, de aquel Niño nacido entre hielos,
que, además de ser niño como él ¡era el Rey de los Cielos¡
¡Niño y Dios¡ ¡Oh, portento de amor hacia el hombre perdido¡
por salvarle, a sufrir con el hombre su Dios ha venido.
Y este Dios tan chiquito, entre pajas, ¡qué frío sentía¡
mas le daba calor en su pecho la Virgen María.
¡Con qué unción, oh Señora, pronuncia mi lengua tu nombre¡
¡A la par que eres Madre de Dios eres Madre del hombre¡

He cogido en mis brazos al hijo que alegra mi vida
y he llamado quedito a la puerta de su alma dormida.

¡Cuan ajeno estará de las penas que acechan su suerte¡
no conoce del mundo los males ,ni ha visto la muerte.
Nada sabe de injustas palabras; del pérfido amigo;
del dolor que la odiosa calumnia trae siempre consigo.
Al correr de los años fugaces sabrá que en la tierra
hay un mal de los males que todos llamamos ¡la guerra¡
Pero Tú eres la paz Madre mía y a Ti le confío.
Eres faro en la noche cerrada que orienta al navío,
la palmera que grácil ofrece sombra en el desierto,
suave mano que riega materna la flor de mi huerto.

He cogido en mis brazos al hijo que alegra mi vida
y he llamado quedito a la puerta de su alma dormida.

Si cerramos los ojos cegados, por tu refulgencia,
como un ascua apareces de súbito en nuestra conciencia.
Sol ardiente que inflamas el alma de amores divinos,
blanca estrella que alumbras piadosa los negros caminos.
De Jesús las hermosas palabras de amor y armonía
olvidaron tan pronto los hombres ¡oh Virgen María¡
El amor ¡dulce amor que Jesús predicó con su muerte¡
¿Por qué el hombre infeliz ¡ay dolor¡ olvidó de tal suerte?
¡Sólo Tú, sólo Tú, la escogida del Rey de los Cielos,
ofreciste a Jesús con ternura mil dulces consuelos¡
Como Madre del género humano, también lo eres mía
y del hijo que aprende en mis brazos tu nombre ¡María¡
-¡Dulce nombre que hoy dicen sus labios con tanta inocencia,
cuántas veces habrá de invocarlo pidiendo clemencia¡
Si algún día le falto en la tierra, que mire hacia el cielo
y al nombrarte como hoy Madre mía, sé Tú su consuelo.

He cogido en mis brazos al hijo que alegra mi vida
y he llamado quedito a la puerta de su alma dormida.
Suave aldaba es tu nombre ,María, con ella a su puerta
he llamado quedito, quedito…¡la tienes abierta!


LAS LLAVES

¿Las llaves? ¡ah, si las llaves¡
Mis llaves de ama de casa…
¿Qué les pasa?
Parece ser que los duendes,
andan con ellas jugando.
Concretando:
Siempre las tengo perdidas
cuando más las necesito
¡Qué bonito!

Me las debo haber dejado
tal vez sobre la camilla…
No; en la silla.
Miraré en la biblioteca.
¿Dentro de mi costurero?
No; primero
estuve en el gabinete…
después en el comedor…
Si señor.
¡Ya se donde están mis llaves¡
¡En el trinchero de fijo…¡
¡Anda hijo¡
Tú que eres el más pequeño
y que corres como un galgo.
¡Sirve de algo¡.
¡A ver si las tiene Pedro…
A ver si las tiene Juan…¡
¡Dónde están¡
Esas llaves endiabladas
van a ser mi perdición.
Con razón
suele decir mi marido
entre irónico y piadoso
(¡qué gracioso¡)
si fuesen las del rey Moro,
a las puertas de Granada,
y sentada en su montura o escabel
aún estaría esperando
¡Isabel!


LA HIGUERA DEL PALANCAR

Al abrir el cajón de los recuerdos,
objetos sin valor, pero entrañables,
que retrotraen mi espíritu al pasado,
reviví unos momentos imborrables.

Aprisiono unos trozos de madera
de extrañas formas, pardos y pequeños,
que religiosamente conservaba…
¡recuerdo de mis campos extremeños¡

Me vino a la memoria aquel Convento
que, entre jaras, y encinas, y tomillos,
se conserva dormido en el paisaje
y al que alegran los cantos de los grillos.

¡Pequeña maravilla inolvidable,
cuya paz se adentró en el alma mía¡
¡Oh, Palancar, que encierras en tus claustros
fuente de inagotable poesía¡…

Esos obscuros trozos de madera,
cortados de una higuera milagrosa,
que san Pedro de Alcántara, en su día,
hizo crecer, fructífera y hermosa.

Obsequio son de un monje del Convento,
relatándome así, también, la historia
que escuché con respeto y con asombro
y que conservo siempre en mi memoria.

“Hermoso es el vergel-habló San Pedro-
pero le falta un árbol, que es la higuera,
de ancha hoja verde y limpia y que al hermano
dé dulce fruto y sombra placentera”.

En la esponjosa tierra hincó el cayado,
y de él creció el frutal, lleno de vida,
regalo de los monjes del Convento
y que con fruto y sombra nos convida.

¡Oh, Santo, a quien admiro y reverencio,
modelo de humildad y amor divino¡
Quisiera, como tú, al morir un día,
ver a Dios al final de mi camino.


ROSSELLA

A mi nieta Rossella al cumplir
sus cuatro años

Graciosa y linda Rossella;
primor, gloria, maravilla,
con esa cara tan pilla,
eres tú, sin par, chiquilla
la locura de tu abuela.
“¿Vamos a jugar?” ¡juguemos¡
“¿A contar cuentos?” ¡Avanti¡
Te contaré tutti quanti
todos molto interessanti.
¡Contemos cuentos, contemos¡…

Allá van, Caperucita,
Blanca Nieves, Pulgarcito,
que es un niño muy chiquito,
Pinocho,¡que es tan bonito¡
y la pequeña Almendrita.

Contemos cuentos sin tino,
queridísima Rossella
gusta más que ir a la escuela,
y para eso está tu abuela,
Doña Eladia Montesino.

“¿A cantar?”¡También es bueno
ejercitar la garganta¡
y, la nonna, canta y canta
cantando, su duelo espanta,
y canta con desenfreno.

¡Ay¡ con tu gracia hechicera.
Monísima catalana,
española e italiana
eres una charlatana
que vuelves loco a cualquiera.

Hoy cumples tus cuatro abriles.
¡El tiempo corre que vuela¡
¡Felicidades Rossella¡
A Dios le pide tu abuela
para ti, delicias miles.

Que sea tu vida un cuento,
un bonito cuento de hadas,
con princesas encantadas,
sin madrastras despiadadas
y sin ningún lobo hambriento.

Llegarás a ser abuela
de algún nieto muy bonito,
¡más guapo que Pulgarcito¡
Y, desde el cielo infinito,
te verá tu nonna Ela.

Sonreirá con gran cariño,
al repetirse la historia.
Buscarás en tu memoria
¡los cuentos que eran tu gloria¡
y…”Había …una vez…un niño”…


NOSTALGIA

¡Ya no hay niños en casa¡
¡Ya, todos son mayores¡
¡Qué pena recordar
sus rostros seductores.

Y esa sana inquietud
de chiquillos traviesos
que se hacen perdonar
con caricias y besos…

El tiempo se me escapa
veloz de entre las manos;
quisiera detenerlo:
¡Mis esfuerzos son vanos¡

y los que ayer, inquietos,
probaban mi paciencia
hoy hablan de mil cosas
casi con suficiencia.

¡Levantaréis el vuelo
pájaros de mi nido¡
Dejaréis estos brazos
que tanto os han mecido¡

Os llevarán muy lejos
alas de la ilusión…
pero habréis de acordaros
de este viejo rincón.

Y cuando esté la casa
vacía y silenciosa,
besaré vuestras huellas
impresas en las cosas:

Aquel juguete roto,
con la cuerda saltada;
la pintura “rupestre”
que vuestra mano alada,

dibujó con soltura
de pequeño maestro
en mi devocionario,
que tomasteis por vuestro.

De aquel libro de Bécquer
la página rasgada,
vuestros cuentos de Andersen
con su pasta arrancada…

¡Destrozos que en su tiempo
os valió un buen sermón
me traerán luego al alma
nostálgica emoción¡

En el ambiente frío
del hogar sin encanto
flotará vuestra risa,
sonará vuestro llanto.

Alegres y lejanos
ecos de vuestra infancia
llenaran el ambiente
de una suave fragancia.

¡Nos dejaréis tan solos¡…
solos como aquel día
al volver del altar
radiantes de alegría¡

¡Solos igual que entonces,
mas todo tan cambiado¡…
¡Qué blancos los cabellos,
el corazón cansado,

sin brillo la mirada
alegre y sonriente
y surcarán arrugas
mis manos y mi frente.

Al mirarnos de nuevo
tendremos que pensar
¡ay¡ ¡ que toda una vida
pasó por nuestro hogar!


MARINO

A mi hijo Pablo

“Entonces, levantándose, habló con
imperio a los vientos y al mar y se
produjo grande bonanza, y los hombres
se maravillaron diciendo:¿Quién es
Este que aun los vientos y el mar
obedecen?”

S.Mateo,Cap.8º Vers.26 y 27

Tú también ,hijo mío, lo mismo que tu hermano,
sentiste la imperiosa llamada de los mares,
y aunque eres casi un niño, cruzaste el Gran Océano
llevando aún en los labios el sabor de tus lares.
¡Qué peligros te acechan en esas travesías
mientras el viento ruge con furia indescriptible,
en tus horas de mar, en esas horas frías
de triste espesa niebla que hace todo invisible.
Las olas gigantescas encumbran al navío
para luego humillarle, hundiéndole en la sima,
y una tras otra muestran su brutal poderío
como si no existierais, pasando por encima.
¡Ay, juegan con las vidas de las tripulaciones,
sintiéndose indefensos nuestros bravos marinos¡
mientras madres y esposas elevan oraciones
a Aquél que desde el cielo rige nuestros destinos.
¡Oh mar que tanto admiro, y a la par aborrezco¡
Eres hermosa y pérfida, violenta, destructora.
Tú, todo lo avasallas; yo, de todo carezco.
¡Me aprisionas los hijos que tanto mi alma añora¡
Yo soy menos que nada, ni un grano de tu arena.
¡Cómo poder luchar contra ti sin quebranto¡
Tú tienes la hermosura de tu noche serena
que arrastra al hombre a amarte; tú la fuerza, el encanto
de tu brisa salobre que orea el pensamiento;
tú, furia incontenible de olas empenechadas;
tú todo lo destrozas, tu cómplice es el viento,
¡temible compañero de tus aguas saladas¡...
Tenemos entablado tremendo duelo a muerte,
tan desigual e insólito...¡Qué lucha entre las dos¡
si, es cierto, ¡quien lo duda¡ que tú eres la más fuerte,
que tú todo lo tienes, pero yo...¡Tengo a Dios!


ORACION DE LA MAÑANA

Buenos días, Señor, aquí me tienes
ofreciéndote,¡Oh Dios¡,mi nueva aurora
no permitas que caiga, hora tras hora,
y sepa agradecerte tantos bienes.

Pues soy menos que nada y a mi vienes
como todos los días, sin demora.
No extrañes, pues, que el alma que te adora
quiera humillar, ante Tu faz, sus sienes.

Ni un solo paso di por agradarte;
Tú me concedes gratis tus favores;
quisiera comprender como agradarte,
sin que mi mente frívola se aparte
de Ti, al pedir que calmes mis temores
y alivies mis angustias al llamarte.


LA VOZ DEL AUSENTE

A mi hermano José Luis
Duque de la Victoria

Grabada quedó tu voz,
tu voz querida que añoro,
en un invento de hoy día
que al hombre causara asombro.
La oí tan perfecta y clara
con acentos tan humanos,
que creí que entre nosotros,
aún vivo te conservabas.
¡Fue tan sólo un espejismo,
pues, Dios te llamó a su lado,
dejando enorme vacío
en los que tanto te amábamos¡
¡Era un “cassette” no era nada¡…
¡De tan pequeño tamaño¡…
¡A mi me pareció inmenso
y aún suspiro al recordarlo¡
¡Todos tus seres queridos
reunidos allí estábamos
escuchando silenciosos,
vivamente emocionados,
tu voz tan segura y clara,
tan patriótica y sincera,
tan firme y noble, tan diáfana
como fue siempre tu vida
que era el espejo de tu alma¡
Todos en un gran silencio
escuchamos tu palabra,
y aquel discurso patriótico
fue desgarrando nuestras almas.
Allí estuvo entre nosotros
el que grabó tus palabras
el más joven de tus hijos,
firme y entero, sin lágrimas
pero…¡qué dolor tan grande
torturaría ¡ay¡ su alma
a quien te escuchó aún en vida…
¡y pensar que ya no estabas!


ABANICO CACEREÑO

A mi madre la Marquesa de Morella

Abanico cacereño
aire de amor y ternura
has de llevar a mi madre
de tierras de Extremadura.
Si en la noche tibia y clara
admirando está a Orión,
a Andrómeda y a Pegaso,
a Júpiter y a Proción…
Con tu aire suave y ligero,
aire lleno de ternura,
di que impaciente la espero
por tierras de Extremadura.
En tanto contempla a Sirio
a Casiopea y a Urano
sentirás en recompensa,
la caricia de su mano.
Y mientras busque en el cielo
alguna constelación,
en el aire que la ofrezcas
llévale mi corazón.


A PALILI RUANO

Amiga de mi hija Anita

Palili gentil y alegre
tan bonita y tan traviesa
capullo a punto de estallar en rosa
¡ay, que entre flores te llevan¡...

Entre rosas y entre nardos
entre lilas y camelias
que rozan tristes tu carita helada
y la acarician y besan.

Una florecita más
entre tus flores semejas.
tus blancas manos sobre el pecho cruzas
como blancas azucenas.

En tus ojos ya no hay luz,
mas ¿quién no dice que duermas
un sueño dulce de infinita dicha
un sueño de dicha eterna?

Con tu vestidito blanco
que un día llevaste trémula
para acercarte al celestial banquete
gozosa,por vez primera.

¡Palili gentil y alegre
tan bonita, tan traviesa,
capullo a punto de estallar en rosa!…
¡Ay, que entre flores te llevan!


AUTORRETRATO

Yo tengo un mundo interior
dónde vivo cuando quiero,
cuando el vivir de este mundo
es más triste que halagüeño.
Por eso a veces sonrío...
¡y es el paisaje de invierno¡
o voy por senda de flores
cuando el camino es de cieno.
En los luceros mis ojos,
y la materia en el suelo
¿Qué esto es vivir en la luna?...
Gran verdad, nada más cierto.
Pero...¡que hermoso es vivir
como se vive en los sueños.


MIMOSO

¿Por qué lloras chiquitín?
¿Por qué lloras, di, pequeño?
¿Por qué esa cara tan triste
y tan grande desconsuelo?
Al llorar, todos los niños,
se ponen feos, muy feos.
¿No sabías tú esas cosas?
¿Quieres mirarte al espejo?
¿Te pegó algún amiguito
o te ha reñido el maestro?
¡Algún pillo te ha quitado
el juguetito más nuevo!
¿O lloras porque otro chico
se comió tu caramelo?...
¡Vamos, a que lo he acertado!...
¿No me contestas, pequeño?...

¡Me acuerdo de mi mamá
que dicen está en el cielo!...
Me acuerdo de mi mamá...
¡y me hacen falta sus besos!...


NOCHE DE GUADARRANQUE

A Pablo, con amor. Su madre.

¡Noche de Guadarranque, otoñal silenciosa
con su cielo inundado de estrellas rutilantes¡...
Contemplo embelesada, con unción religiosa
el misterioso encanto de mundos tan distantes.
Frente a mí luce Antares, esa estrella de ensueño,
con sus claros destellos, parece hacerme guiños,
¿mirará a mi planeta lejano, tan pequeño
mientras la contemplamos con asombro de niños?
Lo mismo que a una gema, Dios la engarzó en el éter
para asombro y deleite de todos los mortales
y, al “luz, más luz” que reclamara Werther
hubiérale saciado con su luz a raudales.

De pronto, allá a lo lejos, sonó fuerte bramido
seguido de otros muchos de venados en celo;
lanzaban su “berrea” al aire estremecido
en el rudo paisaje, bajo el inmenso cielo.
Temblaron las encinas, los robles, los tomillos,
de los nidos volaron aves asustadizas
en sus breves viviendas, calláronse los grillos,
dos grandes cornamentas, saltaron hechas trizas.
¡Qué horrísono concierto vino a turbar la calma
de los campos tranquilos del bello Guadarranque¡
Sentí que por momentos se estremecía mi alma
y he corrido a la casa con impetuoso arranque.

Recio campo extremeño de quejigos y jaras,
de calores y fríos en asombroso choque,
que al rico favoreces y al desvalido amparas
el de la vieja encina y el rugosos alcornoque.
¡Ay, mi tierra extremeña ,admirada y querida,
donde saltan el corzo, la corza y el corcino
donde abundan perdices y el petirrojo anida
donde triscan las cabras, donde hocica el cochino!
Tiene allí su guarida el viejo maese zorro
de cauteloso paso, de mirar penetrante
que aprendió mil astucias, tal vez desde cachorro,
y sus rapaces hembras, de avidez incesante.
¡Oh sierra no lejana llamada “Palomera”
con el agreste “risco” recortado en el cielo,
que a mis ojos asombras, igual que una quimera,
que llenas mis amores de un imperioso anhelo!
A veces te engalanas con reflejos rosados
azules o violáceos en caprichoso juego
e imaginan castillos mis ojos asombrados
al verte circundada con fulgores de fuego.
Felices allí anidan águilas perdiceras,
el buitre leonado, de mirar inquietante,
acechando flemático a las liebres ligeras
o al incauto conejo, que atrapa en un instante.
Paraíso encontrado, todo él naturaleza,
abundante en alisos y generoso en robles,
¡hijo¡ que tú has buscado con ardor y entereza
en tus inquietos días de pensamientos nobles.
Feliz “Vega del Cristo” de vetustas encinas,
quiero volver a verte y a bañarme en tu cauce
y a beber de tus fuentes las aguas cristalinas
y a coger los madroños y a dormir bajo el sauce.

Cuando en tus largas noches cruzabas anchos mares
lejos de todo el mundo, de tus seres queridos,
ausente de estas tierras, lejano de tus lares...
¡Hijo¡ ¿viste entre sueños estos montes perdidos?
Y en este fin del mundo agreste y solitario,
una casita blanca forjó tu pensamiento,
tan alegre y graciosa ¡bendito santuario¡
con flores en sus rejas mecidas por el viento
y una mujer amante y amada con ternura,
hijos que te veneran, que te admiran y quieren
que crecen buenos, sanos, que son una hermosura
y, que, al ruido del mundo estos campos prefieren.
Por tu limpia conciencia, por tu amor a lo bello,
con tesón y esperanza tu dicha has alcanzado,
y hoy brillará en tu vida un singular destello;
y en esta empresa tuya... ¡tu Dios te ha acompañado!


REENCUENTRO

Al Convento de Montesino

De nuevo vuelvo a verte,
convento viejo amigo,
y por más que lo piense,
de veras, no consigo
creer que la que, entonces
diabólica chicuela,
cumplió noventa octubres...
¡Y hasta soy bisabuela¡...
El tiempo pasa, y pasa,
y no atiende a razones,
dejando amargas huellas
en nuestros corazones.
Tus venerables muros
tan llenos de solera,
ya no tiemblan al verme...
¡Pasó mi Primavera¡
¡Aún así no he perdido
mi alegre buen humor,
y...hasta me siento joven¡
¡Gracias, gracias, Señor!


ME HABLA “EL CONVENTO”

¿Otra vez por aquí,
mi inquieto vejestorio?
El verte pati-coja
me resulta irrisorio.
¿Encontrarnos de nuevo
será nuestro destino?
pues... bienvenida seas
Eladia Montesino.


¡QUE PUEDO YA ESPERAR!

¡Qué puedo ya esperar
yo que tanto he vivido¡
Son hoy noventa octubres
los años que he cumplido.
En esta larga vida
¡he visto tantas cosas¡...
Unas aborrecibles,
mas otras,¡tan hermosas¡
¡La vejez, me ha llegado,
pero; quién lo diría¡
porque me siento joven
y llena de alegría.
Sentido del humor
constante me acompaña.
A mis años Señor
no es una cosa extraña
porque “in corpore sano
mens sana”,es indudable
y encuentro que esta vida,
es bella, es adorable.


CONTRASTES

Hay un pino, sólo un pino,
a dos pasos de mi casa,
junto a una puerta vetusta,
roída y mal encarada.
El pino es joven y hermoso,
esbelto y de copa muy ancha,
pleno de verdor y de vida,
erguido con elegancia.
¿La puerta?... La puerta es sólo
conjunto de viejas tablas,
carcomidas por el tiempo,
por los vientos, por las aguas;
color ceniza, parece...
boca vieja y desdentada.
El conjunto de ambas cosas,
tan antagónicas, causa
un íntimo sentimiento
de extrañezas en el alma.
Cabe al pino, un cancho grande,
y junto al cancho, una tapia
de pedruscos superpuestos;
(torpe y primitiva valla).

A deshora, anochecido,
todas las tardes pasaba,
una mujer harapienta,
renegrida vieja y flaca.
La acompañaba un perrucho
pulgoso, de sucias lanas,
y bajo de ellas,¡quién sabe
qué nido de garrapatas!...
Cada vez que la veía...
se me estremecía el alma.
Tras de su semblante impávido
algo trágico ocultaba.

Amaneció alegre el día,
limpia y fresca la mañana,
en los árboles del huerto
felices, pájaros cantan.
Yo también iba cantando
una sencilla tonada,
que, ha tiempo escuché a mi madre
cuando yo era una muchacha...
Quise gozar del ambiente
tan puro; era casi al alba.

Ligera, pero sin prisa,
me sentía tan ingrávida...
Y al pasar junto a aquel pino,
¡se ahogó el canto de mi garganta!...
Del hermoso pino verde,
de una de sus bellas ramas,
movido por breve brisa,
cuerpo sin vida colgaba.
Reconocí a la mujer
renegrida vieja y flaca
y sentí un escalofrío,
que se me metió en el alma.
En lo alto del cancho grande,
como montándole guardia,
con aullidos lastimeros,
el fiel can se lamentaba.
¡Qué frustración de lo bello!
Qué contraste en la mañana!
¡Qué hermosa me pareció
la puerta de viejas tablas!


EL PEQUEÑO CIEGO

Ha nacido un niño,
rubio y sonrosado,
amor de sus padres.
¡Niño deseado¡
¡Era tan hermoso¡...
¡Quién habría pensado,
que traería al mundo
los ojos cerrados¡

¿Serán sus ojitos negros?
¿Serán sus ojos castaños?
¡Cómo serán esos ojos¡
¡Quién pudiera contemplarlos¡

Y así pasaron los días,
y así pasaron los años,
y aquel pobre niño ciego
preguntaba sin descanso.

¿Por qué ven los otros niños
y he de verme yo privado
de contemplar las estrellas
y las flores y los pájaros?

¿Por qué no veo a mis padres,
a mis padres tan amados?...
y a Dios pedía ferviente,
no se...,tal vez un milagro.

Mas Dios oyó desde el cielo,
la plegaria del muchacho,
y un día llegó un doctor
eminente cirujano,
y al ciego de nacimiento,
tras de poder operarlo,
dióle vida a sus pupilas
y el niño llegó a ver claro.

Hay un rayo de esperanza,
siempre, en todo ser creado...
¡Oh, fe que todo lo allanas!,
esperanza del hermano;
la paciencia alcanza todo...
¡El amor, hace milagros!


MAÑANA

¡Mañana! palabra incierta, inquietante y deseada.
¡Mañana¡ que en ti yo tengo puesta toda la esperanza.
El faro de nuestra vida, acicate de nuestra ansia.
Llena estás de poesía, porque te vemos lejana...
Siempre esperamos, un algo, que no llegará mañana,
y si llega, ya no es eso, aquello que se esperaba...
Fecha que con impaciencia, quisieras llegara rápida.
Es un día, es sólo un día que con impaciencia aguardas.
Tal vez, la carta de un hijo, o su visita anunciada.
Una dicha que creemos, vislumbrar en lontananza
y esperas hora tras hora, en una impaciencia vana
que no acaba de llegar y al fin llega, llega y pasa;
y tú te vas acercando a lo incierto del mañana,
el día que no quisieras ¡no quisieras que llegara!...
y que en ella está la meta de tu vida...¡tu mañana!


A TI SEÑOR

(Oración de un pecador arrepentido)

A Ti, Señor, que me entregaste tanto.
A Ti, mi Dios, a quien con fe yo adoro.
A Ti, Jesús, que entrañas un tesoro
de amor, de sacrificio, paz y encanto...
A Ti, mi Redentor ,a quien imploro
perdones mis ofensas; ¡yo deploro
el haberte ofendido tanto, tanto!
Por mí sufriste vejación y muerte
y clavado en la cruz me redimiste.
¡Ay, quien pudiera amarte de tal suerte,
que al llegar el momento de mi muerte...
recuerdes que, al final, me sonreíste!


SONRISA DE PLATA

A mi queridísima abuela Eladia,
con mucho cariño de, Edu

Cristalinos ojos marrón claro,
lisas y blancas manos,
sonrisa en tu cara,
felices hazañas;
¡Hasta mí habéis llegado!
Mi corazón se postra
ante tal maravilla,
pues de tal forma brilla...
¡que me dejas helado!

Tu dulce sonrisa,
días, meses y años,
persiste en tu cara,
luce entre mil astros.

¿No es verdad que los corzos del campo,
las liebres y ardillas,
ven tu luz que brilla,
que brilla a mi lado?

Quietud y silencio
adornan momentos,
que tu aprovechas,
aprovechas soñando.

Sueños de plata, corazones de oro;
Sonrisa escarlata:
¡Cuánto te adoro!

¿No es verdad que los corzos del campo,
las liebres y ardillas,
ven tu luz que brilla,
que brilla a mi lado?


CARTA A EDU

A mi queridísimo nieto Eduardo

Eduardo querido: emocionada
recibí tu preciosa poesía,
y al leerla, sentí que me invadía
la dulzura de verme tan amada.

Me ves con gafas de color de rosa,
¡Tanto cariño en ella se refleja,
hacia tu abuela, noventona y vieja
que me haces parecer como una diosa!

Tu bella juventud llena de encanto,
tu cariñosa alegre fantasía,
tu inteligente y noble poesía
me eleva a las alturas de lo santo.

Aunque con tantos años, aún me siento
siempre jovial y abierta a las diabluras
de vuestra juventud; sois criaturas
a las que he de imitar, y así lo intento.

Quisiera que en mis versos encontraras
todo el cariño con que yo te quiero,
un cariño tan noble y tan sincero
como el que tú, a tu vez ,me demostraras.

Y mientras en tu campo te recreas
viendo saltar los corzos y las ranas,
que Dios conserve tus ideas sanas,
y a Dios le pido que...¡Bendito seas!